miércoles, 3 de marzo de 2010

Mordiéndose la cola


Fernando Murillo Flores[1]

Es común ver que los perros, entre juego y en serio – tal vez – giran y giran tratándose de morder la cola, a veces lo consiguen y otras veces no; lo primero implica seguir dando vueltas sin fin y morir en el intento, lo segundo, morderla y, en algunos casos, generar dolor, creo que es en este momento en el que el perro se da cuenta que lo que mordió es su cola.

Esa vivencia canina muchas veces me ha servido, a mí en particular, para evitar algunas rutinas en la vida personal y profesional que no conducen a nada y que muchas veces se hacen por hacer. Espero que hacer extensiva esa lección personal a lo que se conoce como Sistema de Justicia no sea tomada a mal, pero simplemente es, como se dice, una metáfora. Nada más.

El Poder Judicial ha estado en medio de la opinión pública con dos hechos: i) El cuestionamiento a un miembro de su Consejo Ejecutivo, concretamente al representante de la sociedad civil que en este caso es nombrado por los colegios de abogados y que vale la pena aclarar no es un magistrado de carrera. Este cuestionamiento se basó en una conversación telefónica en el que dicho representante – es mejor no nombrarlo, pero creo que se llama Hugo Salas Ortiz – afirmaba varios hechos que hacían dudar de su idoneidad para tal cargo de confianza. Es bueno también recordar que esta es la segunda vez que un miembro del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial tiene que apartarse de tal cargo por razones más o menos similares, ¿habrá una tercera vez?. ii) Una resolución cautelar que ordenaba, en el marco de un proceso constitucional de amparo, reponer a un profesional cuestionado y designado por El Congreso, como miembro fallido del Tribunal Constitucional (?), resolución que fue dejada – según dicen las informaciones – en suspenso, pero lo que agravó todo fue que el magistrado que la emitió, al ser fotografiado esgrimió un arma de fuego en actitud amenazante.

El Consejo Nacional de la Magistratura también ha tenido lo suyo: i) Uno de sus miembros (Efraín Anaya Cárdenas) viene siendo cuestionado e investigado por haber – supuestamente – solicitado una coima a uno de los postulantes a la Magistratura, luego de dejar sentado que el nombramiento o depende del poder político o del económico. ii) El último concurso implementado para el nombramiento de Jueces Superiores y Fiscales Supremos, ha sido públicamente cuestionado en su esencia “la evaluación y la forma de hacerse”, dejando ver que está sujeta muy subjetivamente a la opinión de abogados designados para tal efecto. Lo más saltante de esto es que un abogado de ejercicio libre calificó a un postulante a Fiscal Supremo, siendo que el primero muchas veces había sido abogado de la parte adversa en varios procesos penales.

¿Qué hay de común entre el Poder Judicial y el Consejo Nacional de la Magistratura? Lo común es que forman parte del tantas veces nombrado sistema de justicia. El Consejo Nacional de la Magistratura es la entidad encargada de nombrar, previa evaluación, a los magistrados que integran el Poder Judicial en todas sus instancias: jueces de paz letrados, jueces especializados y jueces superiores, así como en el Ministerio Público; también es la encargada de evaluar y ratificar a dichos magistrados; vistas así las cosas, el Poder Judicial tiene los magistrados que el Consejo Nacional de la Magistratura considera se los merece. Desde otra perspectiva, el Poder Judicial, está integrado por los magistrados nombrados como tales por el Consejo Nacional de la Magistratura.

Lo anterior quiere decir que el Consejo Nacional de la Magistratura y el Poder Judicial deben jugar un partido muy importante por el equipo de la justicia, ahora no sé si lo estén haciendo pues harto sabido es que no sólo debe tenerse a los mejores jugadores, sino que con ellos debe tenerse el mejor equipo, sólo eso asegura un buen partido. Pero ¿qué es lo no común entre estas dos entidades? lo no común es que no comparten objetivos, desde cada una de sus misiones constitucionales. Si se quiere una prueba de ello analicemos el comportamiento y dicho de sus representantes.

El Presidente del Poder Judicial ha solicitado la renuncia de los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura y el Presidente del Consejo Nacional de la Magistratura ha contestado – en una de esas vueltas que da el sistema de justicia en aras de morderse la cola – lo siguiente: “No tenemos razones para renunciar. Si se tratara de cuestionamientos, el Poder Judicial y él (se refiere a Villa Stein) en particular, habría tenido que renunciar hace tiempo porque no hay institución más cuestionada que la que él preside”[2]

¿A quien preside Villa Stein, al frente del Poder Judicial sino es a los magistrados que el propio Consejo Nacional de la Magistratura ha nombrado?, esto equivale a decir que si se cuestiona al Poder Judicial se cuestiona a los magistrados (buenos, malos y feos) que el Consejo Nacional de la Magistratura ha nombrado, ¿si esto no es morderse la cola, no sé qué lo sea?

Esto nos lleva a pensar, lo que además ya es un lugar común, en qué es lo que falla ¿el sistema o las personas?. El Presidente del Poder Judicial ha dicho en una entrevista televisiva (en la Hora N de Jaime de Althaus) que lo que falla es el sistema. A propósito de esta declaración el profesor Avendaño Valdez ha dicho: “Me pareció escuchar al presidente del Poder Judicial decir en televisión que no se trata de un problema de personas sino del sistema. En otras palabras, los hombres habrían cumplido con su trabajo, pero la organización legal de las entidades, el Poder Judicial y el CNM, no permite que se alcance lo que todos deseamos: una justicia independiente, honesta y rápida. Discrepo radicalmente”[3]. Bueno yo me sumo a esa discrepancia, siempre he pensado que lo que falla es el factor humano y si ello es así, entonces ¿a quien se nombra como magistrados, con las excepciones del caso claro está?.

El mismo Avendaño Valdez nos lo dice, lo que también es ya un lugar común “El Poder Judicial es deficiente porque sus miembros lo son, salvo excepciones desde luego. Y la razón es muy simple: la clamorosa crisis de la educación legal. ¿De dónde salen los jueces? De las escuelas de derecho y estas son muy numerosas, no tienen control alguno e imparten, en su gran mayoría, una enseñanza lamentable. La educación en general, y la legal en particular, se ha convertido en un negocio, de lo cual resulta que lo mejor es tener muchos estudiantes que paguen bien y gastar lo menos posible”. Sin comentarios.

Cambiemos de tema, hablemos de fútbol, que, como se sabe, es el deporte de las multitudes. En el último partido Universitario vs. Cristal uno de los goles de este equipo, !con el que ganó¡, fue obtenido previa mano de uno de sus jugadores, sí quien cometió la falta que invalida cualquier jugada y en algunos casos sancionada con la pena máxima que es el penal, es un jugador cuyo nombre es mejor no saber, pero creo que fue alguien a quien le dicen el Chino Ximénez declaró: “Es cierto que pare con la mano el balón, pero fue una jugada del momento que se produce en segundos y todos seguimos jugando… total, el fútbol es para los vivos, así de simple”[4].

Las preguntas son simples: ¿es la justicia un juego?, ¿le cometemos faltas a la justicia y seguimos jugando a ser justos?, ¿será la justicia para los vivos “así de simple”? ¿Qué es lo común entre estos jugadores: el Chino Ximénez, el ex Consejero Hugo Salas Ortiz y el actual Consejero Efraín Anaya Cárdenas? que ellos fueron educados en el Perú y los vemos por esa caja boba llamada televisor !!!ah…¡¡¡ “y todos seguimos jugando”, total sus jugadas fueron del momento. ¿En que momento se jodió el Perú?
[1] Juez Superior Titular de la Corte Superior de Justicia de Cusco, actual miembro de la Segunda Sala Civil. Maestro en Derecho Civil y Procesal Civil, por la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco.
[2] Cf. Perú.21 y La República del 2 de marzo de 2003.
[3] Cf. El Comercio del 3 de marzo de 2010.
[4] Cf. El Comercio del 3 de marzo de 2010.

2 comentarios:

  1. Es la pura y patética verdad. Lamentablemente, muchos de los colegas abogados litigantes contribuyen con el caos de nuestro sistema judicial, dejando por los suelos nuestra profesión, haciéndonos merecedores de todos aquellos chistes de mal gusto en los cuales somos comparados los abogados con las "ratas".

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  2. Es la pura y patética verdad. Lamentablemente, muchos de los colegas abogados litigantes contribuyen con el caos de nuestro sistema judicial, dejando por los suelos nuestra profesión, haciéndonos merecedores de todos aquellos chistes de mal gusto en los cuales somos comparados los abogados con las "ratas".

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