jueves, 23 de agosto de 2018

PÁLIDO PERO SERENO



Fernando Murillo Flores[1]

Un 9 de setiembre de 2007, hace más de 10 años, abrí un blog llamado cátedra judicial. En ese blog pueden encontrarse los artículos que desde entonces escribo regularmente (catedrajudicial.blogspot.com).

Hace más de dos años que decidí compartir lo que sé y mis experiencias personales en la magistratura, por ello todos los martes de cada semana, luego de la jornada de trabajo y por una hora dicto una conferencia sobre un tema determinado de derecho, utilizando para ello la sala de audiencias del Tribunal donde me designan trabajar. Estas conferencias también se llaman cátedra judicial.

La realización de las conferencias se anuncia mediante unos cartelitos impresos, en una hoja de papel bond A-4, que se colocan en algunos puntos determinados del primer piso del palacio de justicia, también se anuncian mediante el whatsapp y el facebook que son medios de comunicación que la modernidad nos regaló.

Las personas que asisten a las conferencias son, principalmente, trabajadores de la Corte Superior de Justicia del Cusco, interesados en aprender un poco, así como algunos magistrados de también concurren con el mismo interés, así como otras personas que se interesan por el tema a tratar.

El día martes 21 de este mes, como hace más de un año, se anunció la conferencia titulada “Reflexiones en torno a la Ley N° 24041” a realizarse en la sala de audiencias de la Segunda Sala Laboral de la Corte Superior de Justicia del Cusco; pero no se pudo realizar porque ocurrió un hecho que considero anecdótico que decido compartir.

Al término de la jornada de trabajo que fue a las 16:30 hrs del martes 21 de agosto de 2018, considerando que la conferencia la debía dar a las 17:00 hrs me fui a tomar – como siempre lo hago – un café y al volver, magistrados visitadores de la Oficina de Control de la Magistratura me invitaron a pasar al ambiente de espera de la Presidencia de la Corte Superior de Justicia de Cusco, para tomar mi declaración en el marco de una indagación por el mal uso o uso indebido de instalaciones del Poder Judicial, pues según se me dijo la Jefa de la Comisión visitadora había recibido una denuncia en ese sentido y por ello se había dispuesto se tome mi declaración. (sé perfectamente de quien vino la acusación, menos mal que esta vez no pateo la puerta, pero se vio su regodeo)

Declaré la verdad: i) es una iniciativa personal; ii) las conferencias las dictó personalmente; iii) utilizó un proyector y computadora de mi propiedad; iii) la asistencia es libre y voluntaria (no se entregan, venden ni regalan certificados); iv) los asistentes – en su mayoría – son trabajadores de la Corte; v) asisten también magistrados de la Corte; vi) se realizan en la sala de audiencias de la Segunda Sala Laboral y fuera del horario de trabajo.

Mientras se tomaba mi declaración sucedió algo que considero es el verdadero tesoro de quien obra bien, pues los asistentes a la frustrada conferencia redactaron un memorial de apoyo a mi iniciativa, lo presentaron ante los indagadores, ingresaron a conversar con ellos, trabajadores y magistrados en mi apoyo dieron testimonio de mi proceder, muchos de ellos se quedaron hasta terminar mi declaración y me mostraron algo que no tiene precio y que consideró coseché en ese momento luego de tantas horas de capacitación en las que fui sembrando algo que recién ví en ese momento, en ese instante: cariño y admiración. El tesoro más grande es que el otro dé testimonio de lo bien que haces.

Gracias a todos quienes dieron testimonio de lo que hacemos cada martes de cada semana: aprender. Allí me di cuenta que lo que yo denomino cátedra judicial es, en realidad, una familia y un sentimiento formados en silencio, a través de las horas que comparto dando las conferencias.

Es probable que me abran proceso disciplinario por hacer uso indebido de la sala de audiencias de la Segunda Sala Laboral de la Corte Superior de Justicia del Cusco, puede ser que me sancionen o recomienden algo, pero cualquiera sea el resultado significará que hice algo por trascender, que haber leído Juan Salvador Gaviota, de Richard Bach, no fue en vano.

Bueno. A un Juez Supremo, por usar un teléfono fijo del Poder Judicial (de su Despacho más propiamente), mediante una Secretaria pagada por el Poder Judicial, para hacer una llamada a un Presidente de Corte (ahora preso), para presionar a un Juez en un caso judicial particular, se le llevará ante una Comisión de Ética, y a la que se sometió voluntariamente, pese a que el hecho trasciende las fronteras de la ética. A un Juez Superior, por utilizar una Sala de Audiencias del Poder Judicial, fuera del horario de trabajo, para dar semanalmente una conferencia a trabajadores y magistrados de la Corte Superior de Justicia del Cusco, se le abrirá un proceso disciplinario de parte de la OCMA, no obstante que éticamente es correcto compartir lo que uno sabe y con el fin de capacitar personas que sirven a otras personas.

¿Se nota la diferencia no?



[1] Juez Superior Titular de la Corte Superior de Justicia del Cusco.

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